Podeu descarregar la fotografia fent clic ací. Una ampliació del carro, ací; una ampliació del xiquet amorrat a la séquia, ací.
Fotografia d'una barraca en el camí de Pinedo, datada l'any 1922, conservada en l'arxiu personal de Rafael Solaz, publicada en http://www.vlcnoticias.com/en-el-antiguo-camino-a-pinedo-barraca-acequia-y-vida A continuació copie l'article de Rafael Solaz.
La fotografia permet veure un contrafort junt a la porta. També la construccio lateral (darrere del carro) sembla un altre contrafort.
En el antiguo camino a Pinedo. Barraca, acequia y vida
Por Rafael Solaz, el 4 de setiembre de 2013
La fotografía adjunta de 1922 nos trae el recuerdo de un lugar idílico. Al dorso de la imagen pone “Barraca en el camino a Pinedo”. No tenemos constancia de la acequia que se aprecia pero tal vez se trate de la del Comú de Momperol que transcurría junto al camino del Salinar atravesando el actual camino de Pinedo. Recordemos la toponimia del lugar, todo un discurrir entre barracas y
alquerías en la jurisdicción de La Punta. Caminos del Pou, Caminot, del
Roig y del Fiscal, las barracas de Caruana, de Angeleta, Casa del Ricó,
del Sabateret, del Escolapio o Casa Pancha, junto a otras alquerías de
Tamargo, Gales, del Coixo, Serrano, Simó el Francés, Lorenzo el Burro,
Romance, Fermín, Boro, Colero… y otras tantas agrupadas en un área de
aproximadamente un kilometro.
El Camino dels Roigs atravesaba la
acequia. En el citado barrio de La Punta se hallaba la senda dels
Sabaters, Casa del Frare, de Camilo, Siurana, Pipa, del General… más
arriba la senda dels Vivons frente a la casa del Reyet y a la entrada de
Martinot. / Tampoco tenemos constancia de la barraca
que se aprecia en la fotografía, pero sí queremos describir ese momento
mágico, auténtico de huerta. La mujer del cántaro mira a la cámara como
quien espera la eternidad. Viste con amplia falda, quizá de lino o tal
vez de arpillera, como los sacos de alfalfa y tabaco. El niño de caña y
gorra se inclina en el agua reverenciando el juego, abstraído.
Es invierno. El hombre junto a la puerta, tapado en manta, también mira a la cámara y no se atreve aún a sentarse en esa silla
de enea testigo de tanto pasado. El sumiso jamelgo, con su carro, va
lleno de huerta, al mando de blusones y gorras manchadas de vida. La
mujer del fondo lava en la acequia blusas, faldones y medias; las gorras
y los pañuelos de cabeza no se lavan, deben de permanecer en ellos el
sudor como signo de la huerta, del esfuerzo, de la acequia.
Un lugar idílico de barraca, carro y silla, de cántaro con asas
gastadas, de acequia con puente para el paso de tantos mundos, de
cebollas, caracoles, patatas y sol. El agua es la vida que va llena de
“cabuts”, “parotets” y anguilas de juego con caña. Camino a Pinedo, al
universo de mares, jazmín y agua.
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